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¿Cuáles son las diferencias entre hacer el propio deber y hacer un servicio?

 

Las palabras relevantes de Dios:

 

No hay correlación entre el deber del hombre y que él sea bendecido o maldecido. El deber es lo que el hombre debe cumplir; es su deber ineludible y no debe depender de las recompensas, condiciones o razones. Sólo entonces eso es cumplir con su deber. Un hombre que es bendecido goza de bendición tras ser perfeccionado después del juicio. Un hombre que es maldecido recibe el castigo cuando su carácter no cambia después del castigo y el juicio, es decir, no ha sido perfeccionado. Como ser creado, el hombre debe cumplir su deber, hacer lo que debe hacer y hacer lo que es capaz de hacer, independientemente de si será bendecido o maldecido. Esta es la condición más básica para el hombre, como alguien que está en busca de Dios. No debes cumplir con tu deber sólo para ser bendecido y no debes negarte a actuar por temor a ser maldecido. Dejadme deciros esto: si el hombre es capaz de cumplir con su deber, esto quiere decir que desempeña lo que debe hacer. Si el hombre no es capaz de cumplir con su deber, esto muestra la rebeldía del hombre. Siempre es por medio del proceso de cumplir con su deber que el hombre es cambiado gradualmente, y es por medio de este proceso que él demuestra su lealtad. Como tal, entre más puedas cumplir con tu deber, más verdades recibirás y así también tu expresión se volverá más real. Los que sólo cumplen con su deber por inercia y no buscan la verdad, al final serán eliminados, porque tales hombres no cumplen con su deber en la práctica de la verdad y no practican la verdad en el cumplimiento de su deber. Tales hombres son los que permanecen sin cambiar y serán maldecidos. No sólo sus expresiones son impuras, sino que lo que expresan no es otra cosa que perversidad.

 

de ‘La diferencia entre el ministerio del Dios encarnado y el deber del hombre’ en “La Palabra manifestada en carne

 

Independientemente de los talentos, dones o habilidades que posean las personas, ellas simplemente utilizan su fuerza para llevar a cabo su deber y para hacer las cosas. Independientemente de lo que hagan, confían en sus imaginaciones, en sus nociones o en sus propios instintos. Nunca buscan la voluntad de Dios y no tienen ningún concepto o necesidades en su corazón y dicen: “Estoy llevando a cabo mi deber. Debo poner en práctica la verdad”. El único punto de partida para su pensamiento es hacer bien el trabajo y completar la tarea. ¿Acaso esta persona es alguien que vive guiándose totalmente por sus dones, talentos, habilidades y destrezas? En la fe, de ese tipo de personas, ellas piensan únicamente en utilizar su fuerza, en vender su propia labor y sus propias destrezas. Es particularmente cuando la casa de Dios les asigna tareas generales para hacer eso, que la mayoría de las personas abordan las cosas con este punto de vista. Todo lo que hacen es esforzarse. Algunas veces, eso significa utilizar su boca, otras veces significa utilizar sus manos y su fuerza física; algunas veces significa utilizar sus ojos y, otras, ir de un lado a otro. ¿Por qué se dice que guiarse por esas cosas es utilizar la propia fuerza y no poner la verdad en práctica? La casa de Dios da a alguien una tarea y él sólo piensa en cómo completarla tan pronto como le sea posible, de modo que pueda entregar cuentas a los líderes de la iglesia y obtener su alabanza. Puede ser que elabore un plan paso a paso. Aparenta ser una persona muy sincera, pero sólo se concentra en completar la tarea en aras de las apariencias o, cuando la está realizando, establece su propio estándar para sí misma: cómo hacerla de modo que se sienta feliz y contenta, alcanzando el nivel de perfección que se esfuerza por alcanzar. Independientemente del plan o del estándar que establezca, si no existe una conexión con la verdad, si no busca la verdad o no busca entender y confirmar aquello que Dios le pide antes de emprender una acción, sino que, por el contrario, actúa ciegamente, con perplejidad, esto es únicamente esforzarse. Está actuando de acuerdo con sus propios deseos, con su propio cerebro o sus dones, o de acuerdo con sus propias habilidades y destrezas. Y ¿cuál es la consecuencia de que haga su tarea de esta manera? La tarea puede haber sido completada, puede que nadie haya encontrado ninguna falla y tal vez te sientas muy feliz con ella. Pero, mientras la hacías, número uno: no entendiste la intención de Dios, y, número dos: no la hiciste con todo tu corazón, con toda tu mente y con todas tus fuerzas; no pusiste todo tu corazón en ella. Si hubieras buscado los principios de la verdad, si hubieras buscado la voluntad de Dios, entonces habrías sido 90% efectivo al completarla, también habrías podido entrar en la realidad de la verdad y habrías entendido con precisión que lo que estabas haciendo estaba alineado con la voluntad de Dios. Pero si fuiste descuidado y desordenado, aunque la tarea se haya completado, en tu corazón no tendrías claro qué tan bien lo hiciste. No tendrías un punto de referencia, no sabrías si estuvo alineado con la voluntad de Dios o no, o si estuvo alineado o no con la verdad. Por tanto, cuandoquiera que se desempeñan los deberes en este tipo de estado, puede hacerse referencia a esto con una palabra: esforzarte. […]

 

Todos los que creen en Dios deben entender Su voluntad. Sólo aquellos que cumplen con sus deberes apropiadamente pueden satisfacer a Dios, y el cumplimiento de sus deberes será satisfactorio solo si cumplen con las tareas que Él les ha encomendado. Existen estándares para el cumplimiento de la comisión de Dios. El Señor Jesús dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. Amar a Dios es un aspecto de lo que Dios requiere de las personas. De hecho, cuando Dios les da a las personas un encargo, cuando ellas desempeñan su deber desde su fe, el estándar que Él requiere de ellas es el siguiente: con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Si tú estás presente pero tu corazón no lo está, si piensas en las tareas con tu cabeza y las memorizas, pero no pones tu corazón en ellas, y si logras las cosas utilizando tus propias habilidades, ¿es eso completar el encargo de Dios? Entonces, ¿qué tipo de estándar debes lograr para desempeñar tu deber apropiadamente, lograr aquello que Dios te ha confiado y realizar tu deber con lealtad? Llevar a cabo tu deber con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todas tus fuerzas.

 

de ‘Aquello por lo que las personas se han estado guiando’ en “Registros de las pláticas de Cristo”

 

Algunas personas, sin importar el problema que enfrenten cuando llevan a cabo sus deberes, no buscan la verdad y siempre actúan de acuerdo con sus propias nociones, imaginaciones y deseos. Siempre satisfacen sus propios deseos egoístas y su carácter corrupto siempre domina sus acciones. Aunque pueden llevar a cabo el deber que les ha sido asignado, no obtienen ninguna verdad. Así pues, ¿de qué depende esta persona en la realización de su deber? No depende de la verdad y no confía en Dios. El trozo de verdad que entiende no ha tomado el control en su corazón. Confía en sus propios dones y capacidades, en el conocimiento que ha adquirido y en sus talentos y, también, en su propia fuerza de voluntad o en sus buenas intenciones para llevar a cabo estos deberes. Aunque algunas veces puedes depender de tu naturalidad, tus imaginaciones, tus nociones, tu conocimiento y tu aprendizaje a la hora de realizar tu deber, en las cosas que haces no se presentan problemas de principios. A simple vista, parece como si no hubieras tomado la senda equivocada, pero hay algo que no puedes pasar por alto: a lo largo de todo el proceso de llevar a cabo tu deber, si tus nociones, imaginaciones y deseos personales nunca cambian y nunca son reemplazados con la verdad; si tus acciones y tus actos nunca concuerdan con los principios de la verdad, entonces ¿cuál será el resultado final? Te convertirás en un hacedor de servicio, y esto es justo lo que está registrado en la Biblia: “Muchos me dirán en ese día: Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en Tu nombre? ¿Y no hemos expulsado demonios en Tu nombre? ¿Y no hemos hecho obras maravillosas en Tu nombre? Y Yo les diré: Nunca he conocido de vosotros; iros porque vosotros hacéis maldad”.*

 

de ‘Cómo experimentar las palabras de Dios en los propios deberes’ en “Registros de las pláticas de Cristo”

 

Pedro fue perfeccionado por medio de la experiencia del trato y del refinamiento. Él dijo: “Debo satisfacer el deseo de Dios en todo momento. En todo lo que hago sólo busco satisfacer el deseo de Dios y aunque sea castigado o juzgado, me sigo sintiendo feliz de hacerlo”. Pedro entregó su todo a Dios, y su obra, sus palabras y toda su vida fueron para amar a Dios. Él era una persona que buscaba la santidad y cuanto más experimentaba, mayor era su amor por Dios en lo profundo de su corazón. Mientras que Pablo sólo llevó a cabo una obra externa y, aunque trabajó duro, sus esfuerzos eran en aras de realizar su obra adecuadamente y obtener así una recompensa. De haber sabido que no recibiría recompensa, habría abandonado su obra. Pedro se preocupaba por el amor verdadero en su corazón, por lo que era actual y podía lograrse. No le preocupaba recibir una recompensa, sino si su carácter podía cambiar. Pablo se preocupaba de trabajar más duro, por el trabajo exterior y por la devoción, y por las doctrinas que las personas corrientes no experimentaban. No le importaban los cambios en su interior ni el amor verdadero por Dios. Las experiencias de Pedro fueron con el fin de lograr un amor verdadero y un conocimiento verdadero de Dios. Sus experiencias tenían la finalidad de lograr una relación más estrecha con Dios y tener un vivir práctico. La obra de Pablo tuvo lugar por lo que Jesús le confió y con el fin de obtener aquello que anhelaba, pero esto no guardaba relación con el conocimiento de sí mismo y de Dios. Su obra fue únicamente en aras de escapar del castigo y del juicio. Pedro buscaba el amor puro y Pablo, la corona de justicia. Pedro experimentó muchos años de la obra del Espíritu Santo y tenía un conocimiento práctico de Cristo, así como un profundo conocimiento de sí mismo. Por tanto, su amor a Dios era puro. Muchos años de refinamiento habían elevado su conocimiento de Jesús y de la vida, y su amor era un amor incondicional, era un amor espontáneo, y él no pidió nada a cambio ni esperó beneficio alguno. Pablo obró por muchos años, pero no poseía un gran conocimiento de Cristo y su conocimiento de sí mismo era lastimosamente pequeño. Él simplemente no sentía amor por Cristo, y su obra y su recorrido tenían como fin obtener los laureles finales. Él buscaba la mejor corona, no el amor más puro. No buscaba de forma activa, sino pasiva; no estaba cumpliendo con su deber, sino que se vio obligado en su búsqueda tras haber sido capturado por la obra del Espíritu Santo. Así pues, su búsqueda no demuestra que fuera una criatura calificada de Dios; Pedro era una criatura calificada de Dios que cumplía con su deber.

 

de ‘El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine’ en “La Palabra manifestada en carne”

 

La obra de Pablo concierne a la provisión de las iglesias y al sustento de las mismas. Pedro experimentó cambios en su carácter vital, experimentó el amor a Dios. Ahora que sabes las diferencias entre sus esencias, puedes ver quién, en última instancia, creía en Dios verdaderamente y quién no. Uno de ellos amaba a Dios de verdad y el otro no; uno pasó por cambios en su carácter y el otro no; uno sirvió humildemente y las personas no se percataban de él fácilmente y el otro era adorado por las personas y tenía una gran imagen; uno buscaba la santidad y el otro no, y aunque no era impuro, tampoco poseía un amor puro; uno poseía humanidad verdadera y el otro no; uno poseía el sentido de la criatura de Dios y el otro no. Esas son las diferencias entre la esencia de Pablo y la de Pedro. La senda por la que Pedro caminó es la del éxito, que es también la senda de lograr la recuperación de la humanidad normal y del deber de una criatura de Dios. Pedro representa a todos aquellos que tienen éxito. La senda transitada por Pablo es la del fracaso y él representa a todos los que sólo se someten y se entregan superficialmente y no aman a Dios genuinamente. Pablo representa a todos los que no poseen la verdad.

 

de ‘El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine’ en “La Palabra manifestada en carne”

 

Fragmentos de sermones y comunicaciones para referencia:

 

Todos aquellos que no han entrado en la senda correcta de la fe en Dios, cuyo carácter de vida no ha experimentado absolutamente ningún cambio y que no entienden ni una pizca de la verdad, siempre y cuando confíen en su entusiasmo y en su motivación para obtener bendiciones y estén dispuestos a hacer un poco de esfuerzo, pueden dar servicio. Una vez que una persona entiende algunas verdades, tiene auténtica fe en Dios, ya no alberga ninguna duda acerca de Dios, tiene un entendimiento de la obra de Dios, ve que el propósito de la obra de Dios es, totalmente, salvar y perfeccionar a las personas y puede ver que el amor de Dios por el hombre es verdaderamente grande y ha desarrollado un corazón que ama a Dios y un corazón que retribuye el amor que Dios nos da, puede decirse que los deberes que esta persona cumple son buenas obras. Los deberes que esta persona cumple pueden ser considerados oficialmente como deberes cumplidos por una de las creaciones de Dios y no como prestar servicio. Cumplir deberes quiere decir que estás dispuesto a cumplir con tus deberes como un medio de corresponder al amor de Dios. Esta es la diferencia entre cumplir deberes y dar servicio. La motivación no es la misma. El estado y la condición dentro del corazón no son los mismos. Dar servicio es llevar a cabo algunos deberes mientras eres dominado por tu motivación de obtener bendiciones y por tu entusiasmo. Cumplir verdaderamente con el propio deber se hace con base en un entendimiento de la verdad. Se basa en el entendimiento de que, el que un ser creado cumpla con sus deberes, es la ley del cielo, y es con base en el conocimiento del amor de Dios y el deseo de devolver este amor a Dios que surge el deseo de cumplir con los propios deberes. Esto es lo que quiere decir cumplir verdadera y correctamente los propios deberes.

 

de ‘El significado importante detrás de preparar buenas obras’ en “Sermones y enseñanzas sobre la entrada en la vida (II)”

 

Todas las personas que se enfocan en la vida y buscan ser el pueblo de Dios son capaces de tomar la realización de su deber como una responsabilidad que no puede eludirse; lo hacen con el fin de corresponder al amor de Dios. No regatean la recompensa al cumplir su deber y no tienen demandas. Se puede llamar a todo lo que hacen el cumplimiento de su deber. La categoría de las personas que son llamadas ‘hacedores de servicio’ realiza, en el mejor de los casos, un pequeño esfuerzo por apaciguar a Dios para poder ser bendecida. Su fe está contaminada. No tienen conciencia ni razón y, menos aún, buscan la verdad o la vida. Ya que pueden ver lo terribles que son por naturaleza y que, por tanto, les resultaría imposible convertirse en el pueblo de Dios, abandonan su búsqueda de convertirse en el pueblo de Dios y siempre viven en un estado de negatividad. De ahí que todo lo que hagan sea prestar servicio, porque están atados por el concepto distorsionado que tienen de la voluntad de Dios. La senda que una persona toma determina si lo que hace es cumplir su deber o prestar servicio. Si busca la verdad y se enfoca en la vida, si realiza bien su deber para corresponder al amor de Dios y satisfacer a Dios, y si trabaja duro hacia el objetivo de pertenecer al pueblo de Dios, si se apoya en esta clase de visión, entonces, lo que hace es, sin duda, cumplir su deber. Todas las personas que no tienen la verdad, que están desesperanzadas y viven en un estado de negatividad, que simplemente ponen un poco de esfuerzo para apaciguar y embaucar a Dios, son el tipo de persona que simplemente presta servicio. Está claro que todos los hacedores de servicio verdaderamente son personas sin conciencia ni razón y no buscan la verdad ni poseen la vida. A partir de esto resulta evidente que las personas que no tienen determinación, que no buscan la verdad y que no se enfocan en la vida, tal vez ni siquiera merecen ser hacedores de servicio. Su naturaleza es terrible; no están dispuestas a aceptar la verdad y no creen en Dios. Incluso albergan dudas sobre las palabras de Dios. Es precisamente su propio engaño lo que las arruina. Si alguien realmente es un hacedor de servicio, aun así debe cumplir bien su servicio y no ser superficial ni descuidado. Sólo esto puede capacitarlo para ser un hacedor de servicio que permanece; esto lo haría muy afortunado. Convertirse verdaderamente en un hacedor de servicio no es un asunto sencillo.

 

de La comunión de los de arriba

 

Unas citas bíblicas son tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.