La respuesta de la palabra de Dios:
Dios creó todas las cosas y por ende hace que toda la creación venga bajo Su dominio y se someta al mismo; Él ordenará todas las cosas para que todas estén en Sus manos. Toda la creación de Dios, incluyendo los animales, las plantas, la humanidad, las montañas, los ríos y los lagos, todo debe venir bajo Su dominio. Todas las cosas en los cielos y sobre la tierra deben venir bajo su dominio. No pueden tener ninguna elección y deben someterse todas a Sus orquestaciones. Esto fue decretado por Dios y es Su autoridad. Dios lo comanda todo y ordena y clasifica todas las cosas, cada una catalogada según su clase con su propia posición asignada, de acuerdo a la voluntad de Dios. Por muy grande que sea, ninguna cosa puede sobrepasar a Dios y todas las cosas sirven a la humanidad creada por Dios; ninguna cosa se atreve a desobedecer a Dios o a imponerle exigencias. Y así, el hombre como criatura de Dios, debe cumplir también con su deber. Independientemente de que sea el señor o el gobernador de todas las cosas, por muy alto que sea el estatus del hombre entre todas las cosas, sigue siendo un ser humano insignificante bajo el dominio de Dios, sólo un ser humano insignificante, una criatura de Dios, y nunca estará por encima de Dios. Como criatura de Dios, el hombre debe procurar cumplir con el deber de una criatura de Dios y buscar amar a Dios sin hacer otras elecciones, porque Dios es digno del amor del hombre.
de ‘El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine’ en “La Palabra manifestada en carne”
Dios creó este mundo y trajo a él al hombre, un ser vivo al que le otorgó la vida. A su vez, el hombre vino para tener padres y parientes y ya no estuvo solo. Desde que el hombre puso los ojos por primera vez en este mundo material, fue destinado a existir dentro de la ordenación de Dios. Es el aliento de vida de Dios lo que sostiene a cada ser vivo a lo largo de su crecimiento hacia la adultez. Durante este proceso, nadie cree que el hombre vive y crece bajo el cuidado de Dios. Más bien, ellos mantienen que el hombre crece bajo el amor y cuidado de sus padres y que su crecimiento es gobernado por el instinto de la vida. Esto se debe a que el hombre no sabe quién le otorgó la vida o de dónde viene, mucho menos cómo el instinto de la vida crea milagros. El hombre sólo sabe que el alimento es la base de continuidad de la vida, que la perseverancia es la fuente de la existencia de la vida y que la creencia en su mente es la riqueza de su sobrevivencia. El hombre no siente la gracia y la provisión de Dios. Entonces el hombre malgasta la vida otorgada a él por Dios… Ningún hombre al que Dios cuida día y noche toma la iniciativa de adorarlo. Dios sigue obrando, como lo planeó, en el hombre para quien no tiene esperanzas. Lo hace así con la esperanza de que un día el hombre despierte de su sueño y de repente comprenda el valor y el sentido de la vida, entienda lo que a Dios le costó haberle dado todo al hombre y sepa cuán fervientemente Dios anhela que el hombre se vuelva a Él.
de ‘Dios es la fuente de la vida del hombre’ en “La Palabra manifestada en carne”
Dios creó este mundo, creó a esta humanidad, y además fue el arquitecto de la antigua cultura griega y la civilización humana. Sólo Dios consuela a esta humanidad, y sólo Él cuida de ella noche y día. El desarrollo y el progreso humanos son inseparables de la soberanía de Dios, y la historia y el futuro de la humanidad son inextricables de los designios de Dios. Si eres un cristiano verdadero, creerás sin duda que el auge y la caída de cualquier país o nación ocurren de acuerdo con los designios de Dios. Sólo Él conoce el destino de un país o nación, y sólo Él controla el curso de esta humanidad. Si esta desea tener un buen destino, si un país desea un buen destino, entonces el hombre debe postrarse a Dios para adorarle, arrepentirse y confesar delante de Él, si no, la suerte y el destino del hombre acabarán inevitablemente en catástrofe.
Echa un vistazo a la época del arca de Noé: la humanidad era profundamente corrupta, se había desviado de la bendición de Dios, Él ya no cuidaba más de ella, y había perdido Sus promesas. Vivía en las tinieblas, sin la luz de Dios. Así pues, los hombres se volvieron licenciosos por naturaleza, abandonados a sí mismos a una depravación horrible. Tales hombres ya no podían recibir la promesa de Dios; no eran dignos de ver el rostro de Dios, ni de oír Su voz, porque lo habían abandonado, habían dejado de lado todo lo que Él les había concedido, y se habían olvidado de las enseñanzas de Dios. Su corazón se apartaba más y más de Dios, y conforme lo hacía, se volvieron depravados más allá de toda razón y humanidad, y cada vez más malvados. Así pues, cada vez se acercaron más a la muerte, y cayeron bajo la ira y el castigo de Dios. Sólo Noé adoró a Dios y se apartó del mal, y por eso fue capaz de oír Su voz, y Sus instrucciones. Él construyó el arca siguiendo las instrucciones de la palabra de Dios, y reunió a toda forma de criaturas vivientes. Y de esta manera, una vez que todo se había preparado, Dios desató Su destrucción sobre el mundo. Sólo Noé y los siete miembros de su familia sobrevivieron a la destrucción, porque Noé adoró a Jehová y se apartó del mal.
de ‘Dios preside el destino de toda la humanidad’ en “La Palabra manifestada en carne”
Porque la humanidad fue creada por Dios, y sus sacrificios y sus exploraciones sin sentido sólo pueden llevarla a una angustia mayor. El hombre existirá en un estado constante de miedo, no sabrá cómo afrontar el futuro de la humanidad ni cómo hacer frente a la senda que tiene por delante. El hombre incluso llegará a temer a la ciencia y al conocimiento, y más aún al sentimiento de vacío dentro de sí. En este mundo, vivas en un país libre o en uno sin derechos humanos, eres totalmente incapaz de escapar al destino de la humanidad. Seas gobernador o gobernado, eres totalmente incapaz de escapar del deseo de explorar el sino, los misterios, y el destino de la humanidad. Mucho menos eres capaz de escapar al desconcertante sentimiento de vacío. Tales fenómenos, comunes a toda la humanidad, son llamados fenómenos sociales por los sociólogos, pero ningún gran hombre puede salir a resolver estos problemas. Después de todo, el hombre es hombre. Ninguno de ellos puede reemplazar la posición y la vida de Dios. La humanidad no sólo requiere una sociedad justa en la que todos estén bien alimentados, y que sea igualitaria y libre, sino la salvación de Dios y Su provisión de vida para ella. Sólo cuando el hombre recibe la salvación de Dios y Su provisión de vida para él pueden resolverse las necesidades, el anhelo de explorar y el vacío espiritual.
de ‘Dios preside el destino de toda la humanidad’ en “La Palabra manifestada en carne”
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