Música cristiana de adoración | Tiempo
De lejos llega un alma solitaria,
explorando el futuro, buscando el pasado,
trabajando duramente y persiguiendo un sueño,
trabajando duramente y persiguiendo un sueño.
No sabe de dónde viene ni adónde va,
nació entre lágrimas y muere desesperada.
Nació entre lágrimas y muere desesperada.
Aunque pisoteada, sigue aguantando.
Tu llegada pone fin a la vida afligida perdida.
Atisbo la esperanza y recibo el amanecer.
Contemplo la lejana niebla, y allí vislumbro Tu silueta.
Es el resplandor de Tu rostro.
Ayer vagaba por tierras extrañas,
pero hoy he encontrado el camino a casa.
Cubierto de heridas, inhumano,
me lamento de que la vida es un sueño.
Tu llegada pone fin a la vida afligida perdida.
Ya no estoy perdido. Ya no deambulo. Ya estoy en casa.
Veo Tu túnica blanca. Veo el resplandor de Tu rostro.
Tu llegada pone fin a la vida afligida perdida.
Ya no estoy perdido. Ya no deambulo. Ya estoy en casa.
Veo Tu túnica blanca. Veo el resplandor de Tu rostro.
Muchos ciclos de renacimiento, muchos años de espera,
ya ha venido el Todopoderoso.
El alma solitaria encontró su camino y ya no está triste.
Un sueño de mil años.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”
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