Dios es un Dios vivo, y así como las personas actúan de forma diferente en distintas situaciones, Su actitud hacia estas actuaciones difiere, porque Él no es un muñeco ni aire. Llegar a conocer la actitud de Dios es una búsqueda valiosa para la humanidad. Las personas deberían aprender que, conociéndola, pueden conocer Su carácter y entender Su corazón poco a poco. Cuando llegues a entender el corazón de Dios poco a poco, no sentirás que temerle y apartarte del mal sea algo difícil de conseguir. Además, cuando comprendes a Dios, no es probable que saques conclusiones sobre Él. Y cuando dejas de hacerlo, aún es menos probable que le ofendas, y Él te llevará sin que te des cuenta a tener un conocimiento de Él, y así le temerás en tu corazón. Dejarás de definirle mediante las doctrinas, las letras y las teorías que has dominado. En su lugar buscarás siempre los propósitos de Dios en todas las cosas, y así te convertirás de forma inconsciente en una persona según el corazón de Dios.
La obra divina es invisible e intocable para la humanidad, pero en lo que respecta a Dios, los actos de todas y cada una de las personas, junto a la actitud que tengan hacia Él, no sólo son perceptibles para Él, sino también visibles. Esto es algo que todos deberían reconocer y tener claro. Podrías preguntarte siempre: “¿Sabe Dios lo que estoy haciendo aquí? ¿Sabe Dios lo que estoy pensando justo ahora? Quizás lo haga, quizás no”. Si adoptas este tipo de punto de vista, siguiendo a Dios y creyendo en Él, pero dudando de Su obra y Su existencia, más tarde o más temprano llegará un día en que lo enojarás, porque ya estás balanceándote al borde de un peligroso precipicio. He visto a personas que han creído en Dios durante muchos años, pero siguen sin haber obtenido la realidad de la verdad, y ni siquiera entienden Su voluntad. Su vida y estatura no hacen ningún progreso, y sólo se adhieren a lo más superficial de la doctrina. Esto se debe a que estas personas nunca se han tomado la palabra de Dios como su propia vida ni han afrontado y aceptado Su existencia. ¿Piensas que Dios contempla a estas personas y se llena de gozo? ¿Son un consuelo para Él? En ese caso, lo que decide el destino de la persona es su método de creencia en Dios. Tanto si la pregunta es cómo buscas a Dios o cómo lo tratas, tu propia actitud es lo más importante. No le descuides como si Él fuese aire detrás de tu cabeza. Piensa siempre en el Dios de tu creencia como un Dios vivo y real. Él no está ahí arriba en el tercer cielo sin nada que hacer. Más bien, Él observa constantemente dentro del corazón de todos, viendo lo que estás tramando, en cada pequeña palabra y cada pequeña acción, mirando cómo te comportas y cuál es tu actitud hacia Dios. Tanto si estás dispuesto a entregarte a Dios como si no, todo tu comportamiento y tus pensamientos e ideas más internos están delante de Él, son observados por Él. Su opinión de ti y Su actitud hacia ti cambian de continuo según tu comportamiento, tus hechos, y tu actitud. Me gustaría ofrecer algún consejo a quienes se ponen en Sus manos como un pequeño bebé, como si Él tuviese que mimarte, como si nunca pudiese dejarte, como si Su actitud hacia ti fuese fija y no pudiera cambiar nunca: ¡Dejad de soñar! Dios es justo en Su trato con todas y cada una de las personas. Él aborda la obra de la conquista y la salvación de la humanidad con seriedad. Esa es Su gestión. Él trata a cada una de las personas seriamente, no como a una mascota con la que se juega. El amor de Dios por el hombre no es de esa clase que mima o consiente; Su misericordia y tolerancia hacia la humanidad no son indulgentes ni descuidadas. Por el contrario, el amor de Dios por la humanidad consiste en apreciar, compadecer y respetar la vida; Su misericordia y tolerancia transmiten Sus expectativas del hombre y son lo que la humanidad necesita para sobrevivir. Dios está vivo, y existe realmente; Su actitud hacia la humanidad es ejemplar, no es en absoluto una regla dogmática, y puede cambiar. Su voluntad para la humanidad cambia y se transforma gradualmente con el tiempo, con las circunstancias, y con la actitud de todas y cada una de las personas. Así que debes tener esto muy claro y entender que la esencia de Dios es inmutable, y que Su carácter surgirá en diferentes momentos, y en distintos contextos. Podrías pensar que este asunto no es serio, y usar tus propias nociones personales para imaginar cómo debería hacer Dios las cosas. Pero hay ocasiones en las que es verdad exactamente lo contrario a lo que opinas, y que al usar tus propios conceptos personales para probar y medir a Dios, ya lo has enojado. Esto se debe a que Él no opera como tú crees que lo hace y Dios no tratará este asunto como tú dices que lo hará. Por tanto, te recuerdo que seas cuidadoso y prudente en tu enfoque de todo lo que te rodea, y que aprendas a seguir el principio de andar en el camino de Dios en todas las cosas, temiendo a Dios y apartándote del mal. Debes desarrollar un entendimiento firme en asuntos de la voluntad de Dios y Su actitud; busca personas ilustradas que te las comuniquen, y busca con seriedad. No consideres al Dios de tu creencia como un muñeco, juzgándolo de forma arbitraria, llegando a conclusiones arbitrarias, y no tratándolo con el respeto que merece. En el proceso de salvación divina, cuando Él define tu desenlace, independientemente de que te conceda misericordia y tolerancia, juicio y castigo, Su actitud hacia ti no es fija. Depende de tu actitud hacia Él y de tu entendimiento de Él. No permitas que un aspecto pasajero de tu conocimiento o entendimiento de Dios lo definan perpetuamente. No creas en un Dios muerto, sino en uno vivo. ¡Recuerda esto! Aunque he expuesto algunas verdades aquí, verdades que debíais oír, a la luz de vuestro estado y estatura presentes no tendré exigencias mayores para no debilitar vuestro entusiasmo. Hacerlo podría llenar vuestros corazones de demasiada desolación, y haceros sentir excesivamente decepcionados de Dios. En su lugar, espero que podáis usar el amor a Dios en vuestros corazones y una actitud respetuosa de Él cuando andéis por la senda que tenéis por delante. No salgáis del paso respecto a cómo tratar la creencia de Dios. Tratadlo como una de las preguntas más importantes que existen. Ponedlo en vuestro corazón, practicadlo, relacionadlo con la vida actual; no lo hagáis sólo de boquilla. Porque es una cuestión de vida o muerte que determinará tu destino. ¡No lo tratéis como una broma, como un juego de niños! Después de compartir estas palabras con vosotros hoy, me pregunto cómo ha sido la cosecha de entendimiento en vuestras mentes. ¿Deseáis hacer alguna pregunta sobre lo que he dicho aquí hoy?
Aunque estos temas son un tanto nuevos y están algo alejados de vuestras visiones y de aquello que perseguís normalmente, y a lo que prestáis atención, pienso que después de que se comuniquen durante un período de tiempo, desarrollaréis un entendimiento común de todo lo que he dicho aquí. Como estos son temas nuevos, que nunca antes habéis considerado, espero que no hagan vuestra carga mayor. No pronuncio hoy estas palabras para asustaros ni intento negociar con vosotros; más bien, Mi objetivo es ayudaros a entender la verdad del hecho. Después de todo, existe una distancia entre la humanidad y Dios: aunque el hombre cree en Él, nunca lo ha entendido ni ha conocido la actitud de Dios. El hombre tampoco ha sido nunca entusiasta en su preocupación por esta. Más bien ha creído y procedido ciegamente, y ha sido descuidado en su conocimiento y entendimiento de Dios. Así pues, me siento obligado a aclarar estos asuntos para vosotros, y ayudaros a entender simplemente qué clase de Dios es este en quien creéis; qué está pensando; cuál es Su actitud al tratar con los diferentes tipos de personas; lo lejos que estáis de cumplir Sus requisitos y la disparidad entre vuestras acciones y el estándar que Él exige. El objetivo de que conozcáis esto consiste en daros criterio en vuestros corazones con el que evaluar y saber a qué tipo de cosecha os ha llevado el camino en el que estáis, lo que no habéis obtenido en esta senda, y en qué ámbitos sencillamente no os habéis involucrado. Cuando os comunicáis entre vosotros, soléis hablar sobre unos cuantos temas que se tratan con frecuencia; el alcance es estrecho, y el contenido muy superficial. Existe una distancia, una brecha, entre lo que debatís y los propósitos de Dios, entre vuestros debates y el alcance y estándar de Sus exigencias. Proceder así a lo largo del tiempo hará que os desviéis cada vez más del camino de Dios. Sólo estáis tomando las palabras de Dios existentes y convirtiéndolas en objeto de adoración, ritual y regulación. ¡Es lo único que es! En realidad, sencillamente Dios no tiene lugar en vuestros corazones, y nunca los ha ganado. Algunas personas creen que conocer a Dios es muy difícil, esta es la verdad. ¡Es difícil! Si se les pide a las personas que cumplan con su deber y hagan las cosas en apariencia, si se les pide que se esfuercen pensarán que creer en Dios es muy fácil, porque todo esto se halla dentro del alcance de las capacidades humanas. Pero en el momento que el tema cambia hacia los ámbitos de los propósitos de Dios y Su actitud hacia el hombre, las cosas se complican mucho más en lo que respecta a todos. Esto se debe a que aquí se ven implicados el entendimiento de la verdad por parte de las personas y su entrada en la realidad; ¡por supuesto, existe un grado de dificultad! Pero tras cruzar la primera puerta, después de empezar a entrar en ella, cada vez se hace más y más fácil.
El punto de partida para temer a Dios es tratarle como tal
Alguien acaba de formular una pregunta: ¿Cómo es que nosotros sabemos más de Dios que Job, pero seguimos sin poder temerle? Tocamos este asunto un poco antes, ¿verdad? En realidad, la esencia de esta pregunta también se ha expuesto con anterioridad, que aunque Job no conocía a Dios entonces, lo trató como tal, y lo consideró el Señor de todas las cosas en el cielo y en la tierra. Job no consideraba a Dios un enemigo, sino que lo adoraba como Creador de todas las cosas. ¿Por qué resisten tanto a Dios las personas hoy día? ¿Por qué no pueden temerle? Una de las razones es que Satanás las ha corrompido profundamente. Con su naturaleza satánica profundamente arraigada, las personas se vuelven enemigas de Dios. Así pues, aunque crean en Él y lo reconozcan, siguen teniendo la capacidad de resistirse y de oponerse a Él. La naturaleza humana determina esta circunstancia. La otra razón es que, aunque las personas crean en Dios, sencillamente no lo tratan como tal, sino que consideran que Él se opone al hombre, lo ven como enemigo y son irreconciliables con Él. Así de simple. ¿No fue este el asunto abordado durante la sesión anterior? Pensad en ello: ¿Es esta la razón? Aunque tienes un poco de conocimiento de Dios, ¿qué es exactamente? ¿Acaso no es esto de lo que está hablando todo el mundo? ¿No es lo que Dios te dijo? Tú sólo conoces los aspectos teóricos y doctrinales; ¿has experimentado alguna vez el aspecto real de Dios? ¿Tienes un conocimiento subjetivo? ¿Tienes conocimiento y experiencia prácticos? Si Dios no te lo hubiera dicho, ¿lo habrías sabido? Que conozcas la teoría no representa el verdadero conocimiento. En pocas palabras, no importa lo mucho que sepas ni cómo llegaras a saberlo, antes de alcanzar un entendimiento real de Dios, Él es tu enemigo, y antes de tratarlo de verdad como tal, Él se opone a ti, porque eres una encarnación de Satanás.
Cuando estás con Cristo, quizás puedas servirle tres comidas al día, o un té, atender a Sus necesidades vitales, tratándolo aparentemente como Dios. Cuando ocurre algo, los puntos de vista de las personas siempre son contrarios a los de Dios. Los seres humanos son siempre incapaces de entender el punto de vista de Dios, de aceptarlo. Aunque pueden llevarse bien con Él en lo superficial, esto no significa que sean compatibles con Él. Tan pronto como ocurre algo, emerge la verdad de la desobediencia humana, y se confirma la hostilidad existente entre el hombre y Dios. No se trata de que Dios se oponga al hombre, quiera ser hostil a él, lo ponga en su contra y lo trate como tal. En su lugar, es un ejemplo de esta esencia opositora contra Dios que acecha en la voluntad subjetiva del hombre, y en su mente subconsciente. Como el hombre considera que todo lo que viene de Dios es objeto de su investigación, su respuesta a lo que procede de Él y le implica consiste, sobre todo, en suponer, dudar, y adoptar enseguida una actitud que entra en conflicto con Dios, y se opone a Él. Después de esto, el hombre tomará estos sentimientos pasivos y disputará o competirá con Dios, incluso hasta el punto en que dudará si le merece la pena seguir a esta clase de Dios. A pesar de que la racionalidad del hombre le diga que no debería proceder así, seguirá escogiendo hacerlo a pesar de sí mismo, tanto que procederá sin dudarlo hasta el final mismo. Por ejemplo, ¿cuál es la primera reacción de algunas personas cuando oyen algún rumor o difamación sobre Dios? Su primer impulso es: no sé si este rumor es cierto o no, si existe o no, esperaré y veré. Después empiezan a reflexionar: No hay forma de verificarlo; ¿existe? ¿Es este rumor cierto o no? Aunque esta persona no lo está demostrando en apariencia, su corazón ya ha empezado a dudar, a negar a Dios. ¿Cuál es la esencia de esta clase de actitud, de este tipo de punto de vista? ¿Acaso no es la traición? Antes de afrontar el asunto no puedes ver cuál es la opinión de esta persona; no parece estar en conflicto con Dios ni considerarlo un enemigo. Sin embargo, tan pronto como se ve frente al mismo, se pone de inmediato de parte de Satanás y se opone a Dios. ¿Qué indica esto? ¡Señala que el hombre y Dios están en oposición! No es que Él considere al ser humano Su enemigo, sino que la propia esencia de este es hostil hacia Dios. Independientemente de cuánto tiempo siga a Dios, del precio que pague, de cómo le alabe, de cómo evite resistirse a Él, instándose incluso a amarle, estos no se las arreglan nunca para tratar a Dios como tal. ¿No viene esto determinado por la esencia del hombre? Si le tratas como Dios y crees sinceramente que lo es, ¿puedes seguir teniendo dudas sobre Él? ¿Pueden seguir existiendo interrogantes relativos a Él en tu corazón? No. ¡Las tendencias de este mundo y esta raza humana son tan malvadas! ¿Cómo puede ser que no tengas concepto alguno sobre ellas? ¡Tú mismo eres tan malvado! ¿Cómo es que no tienes ni noción al respecto? Sin embargo, unos cuantos rumores, un poco de difamación, pueden producir unos conceptos enormes sobre Dios, tantas ideas, ¡lo que demuestra cuán inmadura es tu estatura! El simple “zumbido” de unos pocos mosquitos, unas cuantas moscas repulsivas, ¿con eso basta para engañarte? ¿Qué clase de persona es esta? ¿Sabes lo que Dios piensa sobre este tipo de persona? La actitud de Dios es realmente muy clara en Su forma de tratar a estas personas: sencillamente les da la espalda; Su actitud consiste en no prestarles atención, no tomarse en serio a estas personas ignorantes. ¿Por qué? Porque en Su corazón Él nunca planeó ganar a estos que han prometido ser hostiles hacia Él hasta el final mismo, y que nunca han planeado buscar el camino de la compatibilidad con Él. Estas palabras que he pronunciado tal vez hieran a algunos. Bien; ¿estáis dispuestos a permitirme heriros siempre así? Independientemente de que lo estéis o no, ¡todo lo que digo es la verdad! Si siempre os hiero así, y expongo vuestras cicatrices, ¿afectará eso a la imagen elevada de Dios que tenéis en vuestros corazones? (No lo hará.) Estoy de acuerdo en que no lo hará. Porque simplemente no hay Dios en vuestros corazones. El Dios alto que habita en vuestros corazones, el que defendéis y protegéis fuertemente, no es Dios. Es más bien un producto de la imaginación del hombre; no existe. Por tanto, más vale que manifieste la respuesta a este acertijo. ¿No es esta toda la verdad? El Dios real no es el de las imaginaciones del hombre. Espero que todos podáis afrontar esta realidad ya que os ayudará en vuestro conocimiento de Dios.
Esas personas que Dios no reconoce
Hay algunas personas cuya creencia nunca ha sido reconocida en el corazón de Dios. En otras palabras, Él no reconoce a estas personas como seguidores suyos, porque no elogia su creencia. Independientemente de cuántos años hayan seguido a Dios, sus ideas y opiniones nunca han cambiado. Son como los incrédulos, se adhieren a sus principios y a su manera de hacer las cosas, a sus leyes de supervivencia y creencia. Nunca aceptaron la palabra de Dios como su vida ni creyeron que Su palabra fuera la verdad, ni tuvieron intención de aceptar Su salvación, y nunca lo reconocieron como su Dios. Consideran que creer en Dios es una especie de pasatiempo de aficionado, tratan a Dios simplemente como un sustento espiritual, por lo que no piensan que merezca la pena probar y entender Su carácter, o Su esencia. Se podría decir que todo lo que corresponde al Dios verdadero no tiene nada que ver con estas personas. No están interesadas, y no se les puede importunar para que presten atención. Esto se debe a que, en lo profundo de su corazón, una voz intensa les advierte siempre: Dios es invisible e intocable, y Dios no existe. Creen que intentar entender a esta clase de Dios no merece sus esfuerzos; sería engañarse a uno mismo. Sólo reconocen a Dios de palabra y no adoptan una posición real. Tampoco hacen nada en términos prácticos, creyéndose muy listos. ¿Cómo mira Dios a estas personas? Las ve como no creyentes. Algunos preguntan: “¿Pueden leer los incrédulos la palabra de Dios? ¿Pueden cumplir con su deber? ¿Pueden pronunciar estas palabras: ‘Viviré para Dios’?”. Lo que el hombre ve con frecuencia son las demostraciones superficiales de las personas, no su esencia. Pero Dios no mira estas exhibiciones superficiales; Él sólo ve su esencia interior. Por tanto, esta es la clase de actitud y definición de Dios hacia estas personas. Con respecto a lo que ellas dicen: “¿Por qué hace esto Dios? ¿Por qué hace Dios aquello? No puedo entender esto; no puedo entender aquello; esto no se conforma a las nociones del hombre; debes explicarme…”. Mi respuesta es: ¿Es necesario explicarte este asunto? ¿Tiene este asunto algo que ver contigo? ¿Quién te crees que eres? ¿De dónde viniste? ¿Estás cualificado para darle indicaciones a Dios? ¿Crees en Él? ¿Reconoce Él tu creencia? Como esta no tiene nada que ver con Dios, ¿qué son para ti Sus acciones? ¿No sabes dónde te encuentras en el corazón de Dios, pero estás cualificado para dialogar con Él?
Palabras de amonestación
¿No os sentís incómodos después de oír estas observaciones? Aunque podáis no estar dispuestos a escuchar estas palabras o aceptarlas, son realidades. Como en esta etapa de la obra es Dios quien actúa, si no te preocupas de Sus propósitos, de Su actitud, y no entiendes Su esencia y carácter, al final serás tú quien pierda. No echéis la culpa a Mis palabras porque son duras de escuchar, y no las culpéis por desinflar vuestro entusiasmo. Digo la verdad; no pretendo desanimaros. Independientemente de lo que pida de vosotros, y de la forma de hacerlo, espero que andéis por la senda correcta, y que sigáis el camino de Dios sin desviaros de él. Si no procedes de acuerdo con la palabra de Dios, y no sigues Su camino, sin lugar a dudas te estarás rebelando contra Él y te habrás desviado de la senda correcta. Así pues, siento que existen algunos asuntos que debo aclararos, para haceros creer de forma inequívoca, clara, sin un ápice de incertidumbre, y para ayudaros a conocer explícitamente la actitud de Dios, Sus propósitos, cómo perfecciona al hombre, y de qué forma establece sus desenlaces. Si llegase el día en que fueses incapaz de embarcarte en esta senda, Yo no tengo responsabilidad alguna, porque ya te habré hablado estas palabras con suma claridad. En cuanto a cómo trates tu propio desenlace, es algo que te compete por completo a ti. Dios tiene diferentes actitudes en relación a los desenlaces de los distintos tipos de personas. Él tiene Sus propias maneras de evaluar al hombre, y Su propio estándar de requisitos. Su norma de evaluación de las personas es justa para todos; ¡de esto no hay la menor duda! Por tanto, los temores de algunos son innecesarios. ¿Os sentís aliviados ahora? Esto es todo por hoy. ¡Adiós!
17 de octubre de 2013
The Bible quotation in this article are translated from AKJV.
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