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¿Cuál es el significado de la aparición del Señor al hombre después de la resurrección? Segundo

El Señor Jesús le preguntó a Pedro la misma pregunta tres veces, ¿Sabes qué es? ¿Por qué le preguntó esto a Pedro?

El Señor Jesús le preguntó a Pedro la misma pregunta tres veces, ¿Sabes qué es? ¿Por qué le preguntó esto a Pedro?

(Juan 21:16-17) Le dijo por segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Él le respondió: Sí, Señor, Tú sabes que te amo. Él le dijo: Alimenta a Mis ovejas. Le dijo una tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro estaba triste porque le había preguntado por tercera vez: ¿Me amas? Y le dijo: Señor, Tú lo sabes todo, Tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Alimenta a Mis ovejas.

En esta conversación, el Señor Jesús le hizo una y otra vez la misma pregunta a Pedro: “¿Pedro, me amas?”. Es un nivel superior que Él exige de personas como Pedro, después de Su resurrección, a los que creen de verdad en Cristo y se esfuerzan por amar al Señor. Esta pregunta fue una especie de investigación, de interrogación, y más aún fue un requisito y una expectativa de esta clase de persona. Usó este método de preguntas para que pudieran reflexionar sobre sí mismos y mirar en su interior: ¿Cuáles son los requisitos del Señor Jesús para las personas? ¿Amo al Señor? ¿Soy una persona que ama a Dios? ¿Cómo debería amar a Dios? Aunque el Señor Jesús sólo formulara esta pregunta a Pedro, la verdad es que en Su corazón quería utilizar esa oportunidad para extender este tipo de interrogante a más personas que buscan amar a Dios. Lo que ocurre es que Pedro fue bendecido y actuó como representante de este tipo de persona, y recibió las preguntas de la propia boca del Señor Jesús.
Comparado con “estira tu mano y ponla en Mi costado, y no carezcas de fe pero cree”, que el Señor Jesús dirigió a Tomás después de Su resurrección, Sus tres preguntas a Pedro: “Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?”, permite que las personas sientan mejor la severidad de Su actitud y la urgencia que Él sintió durante Su interrogatorio. En cuanto al dubitativo Tomás, con su naturaleza astuta, el Señor Jesús le permitió que alargara la mano y tocara las marcas de los clavos, y esto le permitió creer que Él era el Hijo del Hombre resucitado, y reconocer la identidad del Señor Jesús como Cristo. Y aunque Él no reprendió con severidad a Tomás ni expresó un claro juicio verbal sobre él, mediante actos prácticos le hizo saber que le entendía a la vez que manifestó Su actitud y Su determinación hacia esa clase de personas. Sus requisitos y expectativas hacia ellas no se pueden ver a partir de lo que Él dijo. Y es que las personas como Tomás sencillamente no tienen ni idea de la fe verdadera. Los requisitos del Señor Jesús para ellos son sólo en esto, pero la actitud que Él reveló hacia los que eran como Pedro es totalmente diferente. Él no le pidió a Pedro que alargara la mano y tocara las marcas de los clavos ni tampoco le dijo: “no carezcas de fe pero cree”. En vez de esto, le formuló varias veces la misma pregunta. Era una pregunta que invitaba a la reflexión, llena de significado, que provocaba indefectiblemente remordimiento y temor en cualquier seguidor de Cristo, pero que también sentía el ánimo angustiado y triste del Señor Jesús. Y cuando están soportando gran dolor y sufrimiento, son más capaces de entender la preocupación del Señor Jesucristo y Su interés; se dan cuenta de Su enseñanza sincera y de Sus requisitos estrictos a las personas puras y honestas. La pregunta del Señor Jesús permite que las personas sientan que las expectativas que Él tiene respecto a las personas, reveladas en estas simples palabras no son meramente para creer en Él y seguirle, sino para lograr tener amor, amar a tu Señor, a tu Dios. Este tipo de amor es preocuparse y obedecer, que los seres humanos vivan para Dios, mueran por Él, se lo dediquen todo a Él y gastarlo y darlo todo por Él. Esta clase de amor también consiste en darle consuelo a Dios, permitirle disfrutar del testimonio y que descanse. Es como un reembolso que la humanidad le hace a Dios, su responsabilidad, su obligación y su deber, y el camino en que esta debe seguir durante toda su vida. Estas tres preguntas eran un requisito y una exhortación que el Señor Jesús le hizo a Pedro y a todos aquellos que serían perfeccionados. Y fueron estas las que dirigieron a Pedro y lo motivaron a completar su camino en la vida; fueron las preguntas del Señor Jesús justo antes de partir las que le llevaron a empezar su senda hacia el perfeccionamiento; las que hicieron que, por su amor al Señor, se preocupara de Su corazón, le obedeciera, le ofreciera consuelo, toda su vida y todo su ser, a causa de este amor.

De “La Palabra manifestada en carne (Continuación)”

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