Ayer hablamos sobre lo que es el “arrepentimiento”, sabiendo que el arrepentimiento no significa ser llevados por el Señor al aire, sino ser elegido por Dios para aceptar la nueva obra de Dios en los últimos días. Algunos hermanos y hermanas dejaron mensajes preguntando: ¿Qué podemos hacer para seguir los pasos de Dios y ser llevados al trono de Dios?
Sobre esta pregunta, veamos lo que dijo el Señor Jesús: “Mis ovejas oyen la voz mía; y yo las conozco, y ellas me siguen” (Juan 10:27). “Quien tiene oídos escuche lo que dice el Espíritu a las iglesias” (Apocalipsis 3: 5). “Mas llegada la medianoche, se oyó una voz que gritaba: Mirad que viene el esposo, salidle al encuentro” (Mateo 25: 6). “He aquí que estoy a la puerta de tu corazón, y llamo; si alguno escuchare mi voz y me abriere la puerta, entraré a él, y con él cenaré, y él conmigo” (Apocalipsis 3:19). De estos versículos, vemos que el Señor volverá a hablar en los últimos días para encontrar Sus ovejas, por lo que es importante prestar atención a escuchar la voz de Dios.
Cuando uno exclama la llegada del Novio, es decir alguien da testimonio de que el Señor ha regresado, debemos buscar humilladamente y ser vírgenes prudentes, abrir la puerta a saludar cuando escuchamos la voz del Novio, y seremos llevados ante el trono de Dios. Al igual que cuando el Señor Jesús vino a llevar a cabo Su obra, la mujer samaritana reconoció al Señor Jesús como el Mesías por Su palabra, y Sus discípulos como Pedro, Juan y Mateo, Felipe y otros, también vieron la autoridad y el poder de las palabras y acciones del Señor Jesús, así que le siguieron al Señor. Esto muestra que solo aquellos que pueden escuchar la voz del Señor pueden ser llevados ante el trono de Dios.
Dios Todopoderoso dice: “Insto a las personas de todas las naciones, de todos los países, e incluso todas las industrias a escuchar la voz de Dios, contemplar Su obra y prestar atención al destino de la humanidad, para hacer a Dios el más santo, el más honorable, el más alto y el único objeto de adoración entre la humanidad, y permitir así a toda la humanidad vivir bajo la bendición de Dios, así como los descendientes de Abraham vivieron bajo la promesa de Jehová, y como Adán y Eva, a quienes Dios creó primero, vivieron en el jardín del Edén”. “La obra de Dios avanza como una poderosa ola. A Él nadie puede detenerlo ni parar Su marcha. Sólo aquellos que escuchan Sus palabras con atención, y que lo buscan y tienen sed de Él, pueden seguir Sus huellas y recibir Su promesa. Aquellos que no, sufrirán un desastre abrumador y un castigo bien merecido”.
Los desastres ocurren constantemente en todo el mundo y los grandes desastres son inminentes. Si no nos enfocamos en escuchar la voz de Dios para recibir al Señor, y en lugar de eso rechazamos y condenamos la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días, finalmente seremos rechazados y eliminados por Dios, llorando y rechinando nuestros dientes en los grandes desastres.
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