Los pueblos judíos en esa época rechazaron la redención del Señor Jesús, porque escucharon y creyeron los rumores de los fariseos, los principales sacerdotes y los escribas que condenan e inculpan al Señor. En realidad, también han escuchado la predicación de Jesús y han visto los milagros que Él exhibió, pero ¿por qué aún podían creer los engaños de los fariseos y, oponerse y abandonar al Señor Jesús? En cuanto a la razón del porqué, pensaban firmemente que los fariseos se familiarizaban tanto con la Biblia, eran las personas que servían a Dios y lo conocían profundamente. Sin embargo, ellos no fueron capaces de ver con claridad el verdadero rostro de los fariseos, que eran arrogantes y endurecidos, y que odiaban la verdad y a Dios, por lo que ellos ciegamente los adoraban y los seguían, finalmente fueron maldecidos y castigados por el Señor Jesús. Hoy en día el Señor Jesús ha regresado, algunos líderes en el mundo religioso se levantan para resistirse y condenar a Dios Todopoderoso, la segunda venida del Señor Jesús. En actual, nos enfrentamos a la misma situación que los pueblos judíos antiguos. Por ende, ¿cómo debemos elegir nuestro camino que vamos a emprender? ¿Ser una virgen prudente para investigar la obra de Dios y recibir a Él, o confiar en los rumores de los pastores y ancianos oponiéndonos a Dios? Esto tiene una relación directa con el gran asunto de nuestra vida y muerte. Si somos incapaces de sacar lecciones fracasas de los pueblos judíos, también consideramos que los pastores y ancianos entienden bien la Biblia y son los que más conocen al Señor, y encima, cuando escuchemos la noticia de la vuelta del Señor Jesús, solamente obedecemos las palabras de los pastores y ancianos, y lo confirmamos que es el camino falso con que ellos lo condenen los pastores. Entonces, ¿no somos iguales que los pueblos judíos? El Señor Jesús dijo: “Mas en vano me rinden culto, enseñando como doctrinas preceptos de hombres” (Marco 7:7).
Dios Todopoderoso dice: “Los que no conocían al Mesías fueron todos capaces de oponerse a Jesús, de rechazarlo, de difamarlo. Las personas que no entienden a Jesús son capaces de negarlo y vilipendiarlo. Además, son capaces de ver el regreso de Jesús como el engaño de Satanás, y más personas condenarán el retorno de Jesús a la carne. ¿No os asusta todo esto? Lo que afrontáis será blasfemia contra el Espíritu Santo, la ruina de Sus palabras a las iglesias y el rechazo de todo lo expresado por Jesús. [...] El regreso de Jesús es una gran salvación para aquellos que son capaces de aceptar la verdad, pero para los que son incapaces de hacerlo es una señal de condenación. Debéis elegir vuestro propio camino y no blasfemar contra el Espíritu Santo ni rechazar la verdad. No debéis ser personas ignorantes y arrogantes, sino alguien que obedece la dirección del Espíritu Santo, que anhela y busca la verdad; sólo así os beneficiaréis. Os aconsejo que andéis con cuidado por el camino de la creencia en Dios. No saquéis conclusiones apresuradas; más aún, no seáis despreocupados y descuidados en vuestra creencia en Dios. Deberíais saber que, como mínimo, los que creen en Dios deben ser humildes y reverenciales. Los que han oído la verdad pero la miran con desdén son insensatos e ignorantes. Los que han oído la verdad, pero sacan conclusiones precipitadas o la condenan a la ligera, están asediados por la arrogancia. [...] ¡Piensa en ello! No seas imprudente e impetuoso, y no trates la creencia en Dios como un juego. Piensa en el bien de tu destino, en el bien de tus perspectivas, en el bien de tu vida, y no juegues contigo mismo. ¿Puedes aceptar estas palabras?”.
Extracto de “La Palabra manifestada en carne”
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